
Aunque la Costa del Azahar es, quizás, el atractivo más conocido de Castellón, la provincia es mucho más que eso. Castellón es mar, pero también es naturaleza, gastronomía y pueblos pintorescos y medievales. En esta ocasión, te proponemos un recorrido por los pueblos con más encanto de Castellón de acuerdo con Niumba, el portal de alquileres vacacionales de TripAdvisor. ¡Toma nota!
Morella
Esta localidad de interior es muy probablemente el destino más conocido de Castellón. Y es que nadie puede resistirse a ver con sus propios ojos la clásica estampa del pueblo coronado por su imponente castillo de la Mola. Desde los iberos hasta los árabes, pasando por los griegos y romanos, todas estas civilizaciones han dejado huellas visibles en este lugar, así como los dinosaurios.
Segorbe
La capital de la comarca del Alto Palancia invita al visitante a sumergirse en su casco histórico. La muralla, la catedral del siglo XIII o el castillo de la Estrella son algunos de los tesoros medievales que descubrir entre calles serpenteantes. Segorbe es, además, una tierra de fiestas populares, como así atestigua la Entrada de Toros y Caballos, festividad declarada de Interés Turístico Internacional que se celebra cada septiembre.
Peñíscola
Peñíscola no solo es uno de los pueblos con más encanto de Castellón, sino también el destino estival por excelencia. A su formidable playa, hay que sumar un centro histórico de gran belleza, en el que perderse es un placer. El castillo de Papa Luna, del siglo XIII, es su seña de identidad, aunque hay mucho más que ver: el Museo del Mar, el puerto pesquero o la coqueta Casa de las Conchas.
Mascarell
Visitar Mascarell es viajar al Medievo. No en vano, se trata del único pueblo amurallado en su totalidad de la Comunidad Valenciana. A vista de pájaro, puede comprobarse cómo la muralla bordea toda la localidad. Sobre el terreno, te espera una pequeña villa habitada por unas doscientas personas donde destaca la casa consistorial y la iglesia parroquial. Por sus tranquilas calles, pareciera que no ha pasado el tiempo.
Alcalà de Xivert
A un paso del parque natural Sierra de Irta se alza este pueblo perteneciente al territorio histórico del Maestrazgo. Lo primero que llama la atención es la torre Campanario, que se eleva un total de cincuenta y ocho metros hacia el cielo. La iglesia de San Juan Bautista, unida a la torre, es otro de los monumentos de interés. Sobre una montaña, se encuentra otra de las joyas de la población: el castillo de Xivert, con una extensión de 8 000 m².
Catí
A un paso de Morella, se halla otro diamante en bruto. Catí es una belleza medieval que aún conserva el trazado de la época. El recorrido a pie supone toparse con casas señoriales, arcos de piedra y edificios emblemáticos, como la Casa de los Miralles, la iglesia de la Asunción o la capilla de Comunión. Si te gusta el queso, en Catí disfrutarás de deliciosas variedades artesanales originarias del Maestrazgo.
Olocau del Rey
Localizado en la frontera con la comunidad vecina de Aragón, Olocau del Rey es uno de los pueblos más remotos y encantadores de Castellón. Se ubica, además, en el célebre Camino del Cid. En esta pequeña población de casas de piedra y arquitectura aragonesa podrás visitar un antiguo horno del siglo XIII, la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Pópulo y las ruinas de un viejo castillo musulmán.
Culla
El corazón de la provincia castellonense está repleto de tesoros medievales. Es el caso de Culla, un pueblo que bien merece una escapada. El casco urbano parece haberse detenido en el tiempo, a juzgar por sus calles y casas empedradas. La iglesia del Salvador es su monumento más representativo, aunque el encanto está presente en cada rincón de este lugar.
Vilafamés
Entre los pueblos más bonitos de Castellón, encontramos Vilafamés. Aunque se halla solo a 25 km de la capital, su atmósfera no puede ser más rural. Las esplendorosas iglesias de la Asunción y de la Sangre comparten protagonismo en esta localidad con la famosa Roca Grossa, una enorme y enigmática piedra que se ha convertido en lugar de paso obligado.
Castellfort
Castellfort se localiza en la cima de un espolón rocoso a 1 180 metros de altura. No solo es una de las poblaciones valencianas más elevadas, sino que es considerada la más fría. Para entrar en calor, lo mejor es iniciar una caminata que atraviese los distintos puntos de interés, como la casa consistorial o los denominados Porches. Para hacerte una idea de dónde te encuentras, asómate a la Finestra del Mirador.
Villafranca del Cid
A escasos kilómetros de Castellfort, Villafranca del Cid —Vilafranca, en valenciano— compite con este como destino turístico de interior. Esta localidad propone una ruta por diversos lugares de interés de su casco urbano, como la iglesia parroquial de Santa Magdalena, el campanario o el museo de Villafranca, que incluye una colección de mineralogía y paleontología.
Xodos
Xodos se sitúa al abrigo del Peñagolosa, el pico más alto de la provincia de Castellón, con 1 813 metros. No solo, por tanto, su entorno resulta espectacular, sino también el propio pueblo, trazado a base de angostas calles y edificios históricos. En la parte alta de Xodos, se ubica la iglesia parroquial, un rincón que ofrece unas vistas maravillosas del área.
San Mateo
San Mateo —en valenciano, Sant Mateu― es la capital histórica del Maestrazgo, una población declarada Conjunto Histórico Artístico. Constituye, de hecho, un auténtico museo al aire libre, gracias a espacios como la plaza Mayor porticada, la iglesia Arciprestal, la fuente de la Mare de Déu o el callejón de los Judíos. San Mateo es destino predilecto para excursionistas, pero también para aficionados a la historia y a la gastronomía. El arroz al horno o la olleta de San Mateo son algunos de los platos más famosos.
Onda
Situada a pocos kilómetros de Castellón de la Plana, Onda alberga una de las obras arquitectónicas más grandiosas de la provincia. Es imposible que pase desapercibido su castillo y recinto amurallado, el cual llegó a contar con trescientas torres. Imprescindible es, asimismo, la preciosa plaza del Almudín, de carácter porticado y una de las más particulares de toda la región.
Ares del Maestrat
Ares del Maestrat es, además de uno de los pueblos con más encanto de Castellón, uno de los más singulares. Se extiende sobre una espectacular mole rocosa donde descansan las ruinas de un antiguo castillo. Esta localidad es también conocida por la Cova Remigia, una cueva con pinturas rupestres declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Forcall
Una de las paradas imprescindibles si estás haciendo turismo de interior en Castellón es Forcall. Este pueblo conquista por sus miradores, repartidos estratégicamente en las molas (en castellano, ‘muelas’ o ‘moles’) que lo rodean. También, por rincones como la plaza Mayor o el Horno de la Vila, del siglo XIII y uno de los más antiguos de Europa. Si te apetece, puedes visitar el peculiar Museo de la Alpargata.
Xèrica
El edificio más emblemático de Xèrica es lo primero que da la bienvenida a esta población castellonense. Nos referimos a la torre mudéjar de las Campanas. Pero no es el único atractivo de este lugar. La ermita de San Roque, la fuente de Santa Águeda o el puente del Obispo Muñatones también contribuirán a que nos quedemos con un buen sabor de boca tras la visita.
Villahermosa del Río
Villahermosa del Río se enclava en un valle en medio de un paisaje escarpado por donde discurren los ríos Carbo y Villahermosa. Por su situación, es un destino de ensueño para los amantes del senderismo y, en general, para quienes deseen una escapada rural. Sus calles blancas y empinadas, salpicadas de ermitas y fuentes, conquistan desde el primer minuto a cualquier visitante.
Benicàssim
Especialmente conocido por el festival de música independiente que organiza cada verano, lo cierto es que Benicàssim —o Benicasim, en castellano— es un destino muy completo. Situado a orillas del Mediterráneo, es lógico que uno de sus grandes reclamos sean sus playas. Igual de encantadores son el Desierto de Las Palmas, un increíble mirador, Las Villas, un conjunto residencial de elegantes y lujosas casas, y la torre de San Vicente, donde se sitúa el origen de Benicàssim.
Alcocéber
En el turismo de playas, Alcocéber apenas tiene rival en Castellón. Sus diez kilómetros de costa dan cobijo a playas tan ideales como la de Las Fuentes, la del Cargador o Romana. El faro de cala Mundina es otra de las visitas obligadas, así como la ermita de Santa Lucía y San Benito, ubicada en la sierra de Irta y desde donde pueden adivinarse las islas Columbretes.
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